Bayer, la multinacional alemana de productos farmacéuticos y químicos, se enfrenta a una oleada de demandas por el herbicida Roundup, que adquirió en 2018 al comprar la empresa estadounidense Monsanto. Miles de personas en Estados Unidos y otros países acusan a Bayer de ocultar los riesgos para la salud y el medio ambiente del glifosato, el principal ingrediente activo de Roundup.
El glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo, especialmente en la agricultura, pero también en jardinería, silvicultura y otros ámbitos. Sin embargo, su seguridad ha sido cuestionada por diversas organizaciones y estudios científicos, que lo han relacionado con el cáncer, los trastornos hormonales, las malformaciones congénitas y la pérdida de biodiversidad.
En 2015, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasificó al glifosato como “probablemente cancerígeno para los humanos”. Esta clasificación se basó en evidencias de que el glifosato puede causar linfoma no Hodgkin, un tipo de cáncer que afecta al sistema linfático.
Desde entonces, miles de personas que han desarrollado este cáncer tras estar expuestas al glifosato han demandado a Bayer, reclamando indemnizaciones millonarias por daños y perjuicios. Hasta la fecha, Bayer ha perdido tres juicios en Estados Unidos, que le han supuesto el pago de más de 400 millones de dólares a los demandantes.
El primer caso fue el de Dewayne Johnson, un jardinero escolar que fue diagnosticado con linfoma no Hodgkin en 2014, después de haber usado Roundup durante años. En 2018, un jurado de California le concedió 289 millones de dólares, que luego fueron reducidos a 78 millones por un tribunal de apelación. El 20 de julio de 2020, la Corte Suprema de California rechazó el recurso de Bayer y confirmó la sentencia a favor de Johnson.
El segundo caso fue el de Edwin Hardeman, un jubilado que también desarrolló linfoma no Hodgkin tras usar Roundup en su propiedad durante más de dos décadas. En 2019, un jurado federal le otorgó 80 millones de dólares, que luego fueron rebajados a 25 millones por un juez. El 21 de junio de 2021, la Corte Suprema de Estados Unidos rechazó el recurso de Bayer y ratificó la condena a Monsanto.
El tercer caso fue el de Alva y Alberta Pilliod, un matrimonio de ancianos que contrajo linfoma no Hodgkin después de usar Roundup durante más de 30 años. En 2019, un jurado de California les concedió 2.000 millones de dólares, que luego fueron reducidos a 86,7 millones por un tribunal de apelación. El caso aún está pendiente de resolución definitiva.
Bayer se hunde en Bolsa tras perder otro juicio por el glifosato
El 20 de noviembre de 2023, un jurado de California condenó a Bayer a pagar 220 millones de dólares a una mujer que desarrolló un linfoma no Hodgkin tras usar Roundup durante más de 20 años. Se trata del cuarto caso que pierde Bayer en Estados Unidos por el glifosato, y el primero que se celebra desde que la empresa anunció en junio un acuerdo para resolver unas 125.000 demandas por este motivo.
La noticia cayó como un jarro de agua fría en los inversores, que castigaron duramente las acciones de Bayer en la Bolsa de Frankfurt. Los títulos de la compañía se desplomaron un 12% al cierre de la sesión, su mayor caída diaria en 16 años, y perdieron el nivel de los 40 euros, su mínimo desde 2013. La capitalización bursátil de Bayer se redujo en más de 5.000 millones de euros en un solo día.
El descalabro de Bayer se produjo en un contexto de fuerte volatilidad en los mercados, debido a la incertidumbre sobre el impacto de la pandemia de coronavirus y las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China. El índice DAX, que agrupa a las 30 principales empresas alemanas, cerró con una caída del 1,6%, mientras que el Euro Stoxx 50, que reúne a las 50 mayores compañías de la zona euro, retrocedió un 1,4%.
El fallo judicial supone un nuevo golpe para Bayer, que compró Monsanto, el fabricante de Roundup, por 63.000 millones de dólares en 2018, con la intención de convertirse en el líder mundial del sector agroquímico. Sin embargo, la adquisición le ha acarreado una pérdida de valor bursátil, una caída de beneficios, una presión de los accionistas y una mala imagen pública.
Bayer ha anunciado que apelará la sentencia y que defenderá su posición en los miles de casos que aún están por resolver. La empresa sostiene que el glifosato es seguro y que cuenta con el respaldo de las autoridades reguladoras de todo el mundo, como la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos, que en 2020 reafirmó que el glifosato no es cancerígeno.
Sin embargo, Bayer también ha reconocido que el litigio por el glifosato supone un riesgo financiero y reputacional para la compañía, y que está dispuesta a buscar una solución global que ponga fin a las demandas. En junio de 2020, Bayer anunció que había llegado a un acuerdo con unos 125.000 demandantes, por el que pagaría entre 8.800 y 9.600 millones de dólares para resolver los casos actuales y futuros.
No obstante, el acuerdo aún no ha sido aprobado por los tribunales, y algunos demandantes se han negado a aceptarlo, alegando que es insuficiente o que limita sus derechos. Además, el acuerdo no incluye a los cuatro casos que han sido juzgados y que han sentado precedentes para los demás.
El futuro de Bayer dependerá en gran medida de cómo logre resolver el conflicto por el glifosato, que ha puesto en entredicho la seguridad de uno de sus productos estrella y la responsabilidad de la empresa con sus clientes y con el medio ambiente.