Telefónica es una de las mayores empresas de telecomunicaciones del mundo, con presencia en más de 20 países y más de 300 millones de clientes. Sin embargo, su origen se remonta a 1924, cuando nació como una compañía filial de la estadounidense ITT, bajo el nombre de Compañía Telefónica Nacional de España (CTNE).
Durante el franquismo, la empresa fue nacionalizada en 1945, y se convirtió en un monopolio estatal que controlaba la red telefónica del país. Bajo la tutela del Estado, Telefónica creció y se modernizó, ampliando su infraestructura y sus servicios. En los años 70, creó Sintel, una filial dedicada al montaje de sistemas de telefonía, que llegó a tener presencia internacional.
Con la llegada de la democracia, Telefónica inició un proceso de apertura y liberalización del mercado, que culminó con su privatización total en 1999. El Estado vendió sus acciones a través de dos ofertas públicas en 1995 y 1999, bajo los gobiernos del PSOE y del PP respectivamente. La privatización supuso un cambio radical en el modelo de gestión y en la estrategia de la empresa, que pasó a estar dirigida por ejecutivos procedentes del mundo financiero y empresarial.
La nueva Telefónica se lanzó a la conquista del mercado global, aprovechando el auge de las nuevas tecnologías como internet y la telefonía móvil. La empresa se expandió por América Latina, Europa y Asia, adquiriendo otras compañías y participando en alianzas estratégicas. Al mismo tiempo, redujo su plantilla mediante sucesivos planes de prejubilaciones y externalizaciones, que afectaron especialmente a Sintel, que fue vendida en 1996 y posteriormente liquidada.
En la actualidad, Telefónica es una multinacional privada que compite con otros gigantes del sector como Vodafone, Orange o AT&T. Su valor bursátil ronda los 20.000 millones de euros, aunque ha sufrido una fuerte caída desde 2016 debido a la crisis del mercado español, la depreciación de las monedas latinoamericanas y el impacto de la pandemia del coronavirus. La empresa ha anunciado recientemente un plan estratégico para los próximos años, que incluye medidas para impulsar el crecimiento orgánico, reducir la dependencia del mercado español, acelerar la digitalización y optimizar el balance financiero.
La privatización de Telefónica ha sido objeto de debate y controversia desde su inicio. Algunos defienden que ha sido un éxito para la economía española, al generar ingresos para el Estado, activar el mercado bursátil y convertir a Telefónica en una empresa líder mundial. Otros critican que ha supuesto una pérdida de soberanía nacional, un deterioro del servicio público y una precarización laboral. Además, recientemente se ha generado una nueva polémica por el interés del grupo saudí STC Group en adquirir una participación accionarial en Telefónica, lo que ha llevado al Gobierno a estudiar la posibilidad de comprar acciones a través de la SEPI para proteger el carácter estratégico de la empresa.

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