domingo, 13 de noviembre de 2022

Malinche: La historia de Hernán Cortes y la conquista de México. Parte 2

 





Continuamos con nuestra historia justo cuando nuestros protagonistas están a punto de conocerse.

Los españoles no fueron bien recibidos y se produjo la batalla de Centla que fue de grandes proporciones. Por todas partes aparecían escuadrones de nativos que pusieron a los españoles en una situación muy difícil. Pero apareció Cortés al mando de un pelotón de diez jinetes y cambió el curso de la contienda.

Según una carta de Cortés a Carlos I, después del combate, al ser interrogados los caciques, estos dijeron que habían participado 40 000 indígenas, lo que tal vez sea una cifra exagerada.​ En su crónica, Bernal dice que hubo ochocientos indios muertos y que murieron tres soldados españoles, pero Cortés dice que solo hubo doscientos veinte indios muertos y veinte heridos.

Luego de la derrota, las autoridades nativas le hicieron a Cortés ofrenda de víveres, joyas, tejidos, y un grupo de veinte esclavas, que fueron aceptadas, cambiados sus nombres al ser bautizadas y repartidas entre sus hombres.​ Entre estas esclavas había una llamada Malinche, a la que los españoles renombraron Marina.

Hernán Cortés, en su marcha hacia México-Tenochtitlan, el ejército de Cortés (unos trescientos españoles) y el apoyo de unos 3000 tlaxcaltecas avistó los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

A la entrada de la ciudad, realizada el 8 de noviembre de 1519, se produjo el encuentro de Moctezuma y Cortés, haciendo de intérpretes Doña Marina (Malinche)y Gerónimo de Aguilar. Moctezuma II creyó que los españoles eran enviados del dios que vendría del Este este es Quetzalcóatl o Serpiente Emplumada.

se recibió la noticia de la llegada de 18 navíos al Puerto de Veracruz, creyéndose en un principio que eran refuerzos del emperador, pero enseguida se supo que eran tropas mandadas por Diego de Velázquez para castigar a los rebeldes. Estas tropas estaban mandadas por Pánfilo de Narváez. Para colmo, pusieron sobre aviso a Moctezuma de que Cortés era un rebelde a su rey, y que si podía, lo matase. Así que Cortés no tuvo más remedio que dejar una guarnición de poco más de un centenar de españoles en Tenochtitlan al mando de Pedro de Alvarado, y él con trescientos españoles y varios cientos de indios, salió al encuentro de las tropas de Narváez. 

Tras mostrar a los soldados los adornos de oro, y de incitarlos a unírsele, la mayoría cambió de bando a favor de Cortés, que gracias a esto triplicó sus efectivos de la noche a la mañana. Por su parte, Narváez regresó por donde había venido, con unos cuantos seguidores, mientras que Cortés regresaba a Tenochtitlán.

Mientras, en Tenochtitlan, Alvarado, temeroso de una concentración masiva de guerreros en la Plaza Mayor de Tenochtitlán, y temiendo los posibles augurios de Cholula, había cometido una matanza de nativos, de nobles, caciques y jefes de ejército cuando estos estaban celebrando la fiesta de Tóxcatl.

El hermano de Moctezuma, Cuitláhuac, fue liberado para que gestionase la pacificación, pero en vez de eso, se puso al frente de los mexicas y se unió al jefe de los caciques, llamado Cuauhtémoc -y quien sería el siguiente tlatoani mexica-, para oponerse a la ocupación española. Cortés consiguió que Moctezuma tratase de apaciguar a los inconformes y que dejasen salir a los españoles de la ciudad. Existen dos versiones de la muerte de Moctezuma: una es que cuando hablaba a su pueblo, recibió una pedrada de los propios mexicas que lo hirió de muerte; la otra dice que Hernán Cortés ordenó matarlo cuando vio que no podía calmar al pueblo, si bien esta última versión fue aportada por los mexicas y se considera menos probable

Estando así la situación, los soldados españoles fueron sitiados en la casa en la que estaban alojados, rodeados por multitudes de indígenas indignados. Los sitiados veían disminuir el agua, las municiones y toda clase de víveres. La única salida era la retirada

Después de su derrota de la Noche Triste los españoles y sus aliados tlaxcaltecas se replegaron en Tlaxcala; se reorganizaron y atacaron Tenochtitlan, poniendo en sitio a la ciudad.

Después de la victoria Malinche visita a su madre que fue la persona que la vendió de pequeña y se abrazan.


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